domingo, 15 de enero de 2012

Soy culpable

Es curioso pero, a veces, buscamos soluciones a problemas cercanos bien lejos cuando las tenemos delante de las narices. Una de esas situaciones la tenemos en la medicina, bueno mejor dicho en la profesión médica.
Nos extrañamos del porqué de seguir siendo "maltratados" por el sistema cuando no somos capaces de darnos cuenta que los culpables somos nosotros mismos. No voy a afirmar que toda la responsabilidad sea nuestra, faltaría más, pero hoy no voy a buscar fuera, voy a intentar mirarme el ombligo y os invito a los que seáis médicos o sanitarios que hagáis lo mismo. Yo también soy culpable de lo que pasa.
En primer lugar dejaré bien claro que no me gustan las huelgas, creo que las cosas se pueden y se deben solucionar de otro modo. Mas que nada lo digo para que nadie piense que soy incongruente. No secundo huelgas pero pido acción...pero de otro tipo.
No tengo espacio suficiente, ni tiempo, para enumerar todas y cada una de los posibles orígenes del problema y sus soluciones (al menos desde mi punto de vista) por eso hoy haré una reflexión a los jóvenes y a los no tan jóvenes que nos encargamos de su formación.
Soy tutora de residentes de Medicina Familiar y Comunitaria, concretamente soy la responsable de la rotación rural de nuestros futuros especialistas. Desde el primer día de los dos meses que pasan en la consulta les intento hacer ver lo importante de nuestra especialidad y, que son ellos los que deben hacerse respetar como especialistas en formación ante otros.
Hoy leía un blog en el que se lamentaba el autor de la falta de interés de los estudiantes de medicina por la especialidad de familia y el desanímo de los que llevan mucho tiempo trabajando. Las cosas no cambian. En mayo de 2008 me publicaron en el Diari de Tarragona una reflexión sobre el tema que me permito transcribir hoy aquí, se titulaba ¡Qué pena!
" ¡Qué pena! He leído el reportaje sobre los médicos de familia en el Diari del día 12 de mayo. Se analizaban los porqués de la poca cobertura de plazas, se comenta el poco reconocimiento de nuestro trabajo, hay opiniones de los usuarios...pero lo que más me llama la atención es la opinión de dos jóvenes estudiantes de 6º de medicina. Uno de ellos dice que los médicos de familia tenemos pocas funciones, sólo hacemos recetas y que nuestro trabajo es poco atractivo. Su compañero comenta que "es más atractivo tener una especialidad que no ser el típico médico de pueblo" Vuelvo a decir ¡que pena!. Qué pena que un estudiante de último curso de carrera no sepa que la medicina de familia es una especialidad (yo he hecho el MIR, nadie me ha regalado nada y estudiar, te puedo asegurar que he estudiado mucho).
Qué pena que piense que ser médico de pueblo es simple: es muy complicado solucionar muchas cosas con "tus manitas y tu cabecita". Os invito a los dos a pasar una tarde conmigo en mi consulta de "simple médico de pueblo". Os puedo asegurar que descubriríais lo que es ser médico, lo que es sentirte útil, lo que un gracias te puede satisfacer, lo que la confianza que depositan significa, lo que agradeces una garrafa de aceite o una bolsa de naranjas, no por su valor, sino por lo que los pacientes quieren decirte con ello.
Yo voy cada día contenta al trabajo, me voy muchas veces preocupada, pienso en los problemas que dejo el fin de semana, pero espero volver y quedarme mucho tiempo donde estoy. Por cierto, creo que no lo he dicho;trabajo en Tivenys (Baix Ebre) un simple pueblo de 900 agradables personas."
Reflexionemos compañeros, recuperemos el orgullo de ser lo que somos, trasmitámoslo a los nuevos, recordémoslo a los veteranos y entonces podremos defendernos juntos ante los "ataques" y "menosprecios" vengan de quien vengan.
He dicho.

1 comentario:

  1. Recuperar la autoestima de unos maltratados, en todos los sentidos, médicos de familia es el primer paso para buscar cambios más profundos o para que se generen desde dentro.
    Mientras esto no se produzca seguiremos igual, pero detecto de forma progresiva, como unos cuantos, muy repartidos, van removiendo conciencias y despertando a estos anestesiados médicos de primaria a los que les meten un gol tras otro.
    Debe quedar claro que no rehuimos nada, nos sentimos capaces de mucho y de hacerlo bien, pero debemos exigir respeto por nuestro trabajo y reivindicar la importancia de nuestro papel en el sistema. Si nosotros no nos lo creemos, ¿cómo pretendemos que la sociedad y la administración puedan creerse que debemos ser la base del sistema sanitario y que con una primaria potente conseguiríamos una sanidad mucho más eficiente y justa?
    Esos estudiantes imberbes que hicieron esos comentarios tan simples posiblemente nunca vieron trabajar a un médico rural. He de decir que la medicina rural se acerca mucho más a la "medicina verdadera" que lo que haces en una urbe. He catado las dos cosas y si pudiera elegir me quedaba con lo rural. Pones manos, cabeza y corazón al servicio de tus pacientes; en la urbe eso es mucho más complicado y parecer más un administrativo de lujo. Por eso la imagen equivocada de algunos. Somos culpables de ello...

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