Acabo de leer una comentario a mi última entrada en el blog de mi R grande. Para quien no lo sepa el R grande es aquel que nos precede en nuestro año de residencia y que, en el caso de los residentes de medicina familiar y comunitaria, comparte tutor contigo.
En mi caso se llama Mª José.
Hemos seguido teniendo mucho contacto, cada vez menos pero eso pasa por trabajar en ámbitos diferentes. Ella es ahora coordinadora del servicio de urgencias de mi hospital de referencia, ese donde yo también he trabajado horas y horas y donde he aprendido mucho de lo que ahora aplico en mi consulta de atención primaria. Ese del que me fui poco a poco porque me dolía dejarlo y dejar a mis compañeros, ese en el que no me hicieron una cena de despedida (y eso también me duele, pero lo tengo superado).
Me comenta que le duele leer algunas de las cosas que digo o tal vez como las digo y se pregunta si no puedo explicar alguna cosa buena que me haya pasado. Pues si, puedo explicar muchas.
Recuerdo la primera noche de guardia cuando la R2, que ahora es vecina mía, se ofreció para bajar en mi turno si tenia alguna duda...la llamé por que no recordaba la dosis de Dalsy.
O esas dos o tres noches de fin de año que compartimos en el comedor de médicos y luego en urgencias con el resto de personal e incluso pacientes.
O el día que nos encontramos las dos en el vestuario y emocionada me explicó el caso más brutal que yo he vivido ¿Recuerdas la rotura de ventrículo derecho? la trasladé yo al cabo de dos horas a Barcelona.
O el día de la guardia conjunta, la que hacíamos los R grandes de cada especialidad y en la que tu estabas de adjunta. Aun tengo la foto de las chicas Carcellé. Durante unos años aun quedábamos alguna noche para cenar. Me gustaba ser parte de algo especial.
También recuerdo que hemos compartido varios congresos nacionales, el de Madrid fue especial. Fuimos en el mismo coche, cominos juntas, compartimos y aprendimos.
No me olvido de que pensantes en mi cuando en el hospital de Mora necesitaban cubrir una baja. pensastes y confiaste.
He compartido contigo momentos de tu vida que te han dado una de las cosas más preciadas que puedas tener. Me he alegrado cuando lo malo se ha tornado en bueno.
Que yo use el blog para hacer alguna crítica no es malo. Me gustaría que volvieses a leer algunas de las entradas en las que hablo de urgencias o del hospital y buscases una frase de menosprecio hacia vosotros. En todas ellas, y si no es en todas en casi todas, dejo bien claro que no pongo a todos en el mismo saco y también dejo muy claro que de todo hay en la viña del señor de la atención primaria.
Pero debes entender que lo que tu vives no es lo que yo vivo. Que lo que yo expongo son mis pensamientos y sentimientos y eso no lo puedo cambiar.
Creo que me conoces y sabes que soy guerrera. ¿Tal vez me paso? es posible, no te lo niego pero estoy cansada de darme contra la pared, lo sabes porque lo hemos hablado multitud de veces. Mi ego me puede pero también intento ser objetiva.
En tu servicio me han pasado cosas muy buenas, también alguna no tan buena. Llegué a mi límite y tuve poco apoyo pero eso me lo guardo en el lado oscuro del corazón, ese que intento tener cerrado a cal y canto. Si no fueses así ¿crees que habría seguido haciendo alguna pequeña colaboración cuando lo habéis necesitado? Tal vez la respuesta a esto es que yo también os necesitaba.
Yo os aprecio y respeto, en especial a ti, así que espero que tu terapia no te obligue a dejar de leerme.
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