miércoles, 2 de septiembre de 2015

El perfume

Ayer leí un post, de nuevo magnífico y con el punto de ternura que casi nunca tienen los mios, de mi amigo el anarcopijo @RaulCalcoRico en el que hablaba de olores en las guardias...de olor a muerte y de olor a amor. Como os podéis imaginar yo prefiero el olor a amor o en su defecto el olor a limpio (llámame rara).
Os dejo el enlace por que vale la pena leerlo aunque no seas médico.

Vi el tuit en el que compartia con nosotros su trabajo literario a horas intempestivas de la madrugada (puro insomnio) y en ese momento no me apetecía ningún atisbo de olor rancio y lo dejé para otros momentos más receptivos. Cuando lo leí me dí cuenta de que el efluvio que me asustaba no aparecía por el relato, fue más bien un amago de muerte solucionada por un buen profesional que sabe hacer su trabajo.
Ayer tuve mi primera guardia postvacacional y escribí un tuit deseando que mi guardia presentase esencias de amor y no de muerte, y tras enviarlo @ElenaSaiz63 me retó a que escribiera una nueva entrada de este blog inspirada en esa guardia que aun no había empezado...y aquí estoy.
La guardia ha sido buena. Las compañeras (la sanidad se feminiza y eramos 6 chicas) perfectas y los olores...mis guardias huelen a tupper con la cena preparada en casa por que la empresa no se digna a darnos de comer ni de beber y, ni tan siquiera, compensan el gasto y esfuerzo que realizamos con esos recordados tiquets que antes de las vacas flacas tan "amablemente" nos ofrecían. (os recuerdo una entrada antigua y algo más cañera...otros tiempos emocionales) Los chicos del tupper
Mis guardias huelen a sábanas algo ásperas y, en ocasiones agujeradas, que usamos para hacer las camitas de pequeño tamaño en las que intentamos descansar si nos dejan o si podemos. Es complicado dormir con puertas abriéndose, máquinas de aire acondicionado ruidosas, frío o calor (según se tercie) o teléfonos sonando. 
Mis guardias huelen a cocherito leré con maletas, maletines y desfibriladores para hacer todo lo que esté en nuestras manos sin fuese preciso. Huelen a horas intempestivas para consultas variadas.
Mis guardias huelen a algún vómito de niño cuyo padre no ha sido previsor y lo saca de casa sin una bolsita de plástico donde decantar sus fluidos corporales y que nosotros, chicos para todo, limpiamos sin ningún pudor y sin que se nos caigan los anillos al suelo (y mejor, porque podrían quedar un poco asquerosos).
Mis guardias huelen a casas cerradas, a restos de tabaco o de comidas en las cocinas.
Mis guardias huelen a gente mayor con pañales, a familias unidas o a familias desestructuradas, a conflictos o afectos. A situaciones de risa, a vergüenzas y sorpresas.
Mis guardias huelen a deseos y miedos...a deseos de salud y a miedos de muerte y soledad.
Mis guardias huelen a lo que huelen todas las guardias pero nunca nos habíamos parado a pensar que pudieran tener vida propia y fragancias embriagadoras...mis guardias huelen a vida y punto.

En cuanto a olores hay situaciones muy frikis como la descrita en esta entrada Emanación olorosa 
Pero en mi vida también hay otros olores que os describí hace un par de años y que os recuerdo cuando agosto a llegado a su fin un año más (y que dure) Olores

¿No querias entrada? !Pues toma!

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