En el último partido de liga el entrenador del Real Madrid, que es el que manda, decidió cambiar a Di María por otro compañero. Tal vez porque no estaba dando la talla o estaba cansado o queria un cambio táctico del partido o sencillamente por que le salió de los susodichos hacerlo. Y entonces Di María parece que se enfadó un poquito y mientras se dirigia a la banda se "acomodó los machos" como si tal cosa pero...él no quería ofender. A mi no me ofendió pero me pareció un gesto vulgar, pero tan vulgar como escupir constantemente al suelo...creo que hay jugadores que pierden más líquido escupiendo que sudando.
No tiene más importancia pero la prensa le ha dado un bombo que ni la reunión del Consejo de Seguridad de la ONU. No se por que somos tan tikis-mikis con los gestos, los comentarios y tan poco serios con las cosas realmente importantes.
Enlazo esto, aunque tal vez no tiene mucha relación, con otra situación que creo es más de cara a la galería que real. En estas dos últimas semanas se han producido sendas dimisiones (ellos no querían, imagino yo) en la cúpula directiva de la empresa pública en la que trabajo (para más señas Institut Català de la Salut) y ambos dos dimisionarios han tenido a bien enviarme una carta de despedida...¡como si a mi me importase una mierda! No entiendo que necesidad tienen de decirme lo bien que se han sentido trabajando con nosotros. A ver si me queda claro: me das por saco todo lo que te apetece, no me preguntas antes de tomar decisiones, te trae sin cuidado lo que yo piense y te pasas por el forro mis sentimientos ¿y ahora vienes a decirme lo feliz que has sido en esta relación?...si llegamos a tener sexo te mueres de gusto guapo.
Al final todo es lo mismo, Di María se toca los susodichos y a nosotros nos los tocan los dirigentes la diferencia es que lo que haga un jugador de fútbol me trae al fresco pero lo que hagan los que deciden mi sueldo, mi trabajo o mi futuro me importa un poco más. Todo va de tocarse o de tocar. O de ser pelotas o tocar las pelotas. De acomodarse o de ser acomodados.
Una recomendación a todos los que mandáis un poquito: si envías una carta de despedida se sincero, di que has hecho lo que has hecho por necesidad o por que te lo mandaban desde arriba, asume que no nos hemos llevado bien y que, tal vez, en algún momento te has equivocado y has sido prepotente y chulito entonces a lo mejor tu carta no va directa a la papelera del buzón de la cuenta de correo.
No me gusta la hipocresia y esto lo aplico a todos los aspectos de mi vida.
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