Hace unas semanas se presentaron los niños de P4 y P5 de la escuela del pueblo donde trabajo en la consulta para explicarme su proyecto educativo del año...
"Metgessa, aquest any som la classe dels metges".
¡La clase de los médicos! Fantástica iniciativa que querían clausurar con una pequeña visita nuestra a la clase para compartir sus trabajos y exponer lo que habían aprendido y doy fe de que lo han hecho. Hoy ha sido el día elegido y nos hemos quedado gratamente sorprendidas por las materias trabajadas, los conceptos, los materiales que han ido aportando (radiografías, maletines de juguete, cajas de medicaciones...). Nosotras les hemos "premiado" con unas bolsas con "cosas de médicos de verdad" ¡y no veas que caras de felicidad!
Me apetecía compartir este momento "La Doctora " que he disfrutado como parte de mi trabajo en la medicina rural el día después de haber visto la película francesa con título "Doctor en la campiña". A veces el destino justa estas vivencias.
Mientras me zampaba unas palomitas regadas con una bebida de cola adecuada al momento iba registrando en el móvil pequeños apuntes pensando en la entrada del blog, no era mi intención hablar de los niños del pueblo pero me lo han puesto "a huevo".
Uno de esos tuiteros influyentes @vbaosv nos aportaba su visión en la entrada de su blog El Supositorio y pedía opiniones varias sobre la película
Me hace gracia haberme visto reflejada en algunas de las situaciones que vive el médico y las complicidades que se trasmiten entre él y algunos de sus paciente. La primera visita puede parecer una exageración pero ¿quien no ha pensado en alguna ocasión que su paciente parece una cebolla mientras ve como se quita la ropa capa tras capa? ¡Te da tiempo a hacer algún informe o recetas electrónicas ja,ja!
O esa caja de fruta (como la que me acaban de dejar en la sala de espera ¡lo juro!) con la que agradecen (que no pagan) la visita realizada. Y ese recurso cucharilla cuando no tienes un depresor de madera en el maletín. O la promesa de cuidarlo en su casa hasta el final y evitar que sufra...todo real, todo vivido.
Me han gustado algunas cosas y otras las he visto exageradas...no niego que todos hemos actuado bajo la lluvia o nos hemos desplazado a lugares poco habituales pero no es lo habitual, como tampoco lo es "secuestrar" al paciente de la cama del hospital y llevarlo de vuelta a su casa en nuestro propio coche.
Lo que más me ha gustado es que refleja momentos y patologías de nuestro día a día que nada tiene que ver con las histerias y las situaciones que se ven reflejadas en las series de médicos que en otras ocasiones os he comentado (ya sabéis a que me refiero, el puticlub de Anatomía de Grey y otras mandangas americanas donde, como mínimo, tienes que tener una coagulopatia, un trastorno mental severo, un esposo que te deja abandonada antes de un trasplante y una malformación congénita que requiere una intervención intrauterina que nunca antes se ha realizado...o todo a la vez).
Eso si, algo de House se les ha pegado, y cuando la compañera detecta que hay un paciente gilipollas es capaz de decírselo a la novia para que lo deje y al él...le responde con sorna e ironía y le hace pagar 23 euros por la consulta ¡en ocasiones ese ha sido uno de mis sueños!
Hay tiempo para la reflexión en esta película. Se intenta explicar que la medicalización de la vida no es el remedio a las angustias o desilusiones que nos genera vivirla. Que la mejor medicina para salir de un bache emocional somos nosotros mismos. Que hay que dejar hablar al paciente. Que cada vez nos volvemos más débiles ante la enfermedad propia o extraña. Que nuestro trabajo puede ser duro pero también nos puede llenar plenamente (como es mi caso).
Por unos minutos me pareció ser la protagonista de La Rosa Púrpura de Cairo y vivir la película como si fuese parte de mi realidad. De hecho el doctor tomó la forma de @RaulCalvoRico , médico rural donde los haya, y de su boca convertida en verso toledano (que yo también puedo ser cursi) emanaban los lamentos de la hospitalitis y los hipertratamientos contra los que lucha en primera persona y con los que yo comulgo en algunas, que no todas, ocasiones.
Ellos sin bata y yo con ella bien puesta y con mi mesa frente al paciente defendemos lo mismo y seguramente compartimos esta frase del guión "la medicina rural no se enseña" y yo añado "...se vive"
A mi me ha gustado, tal vez al que no es médico o no vive la medicina más alejada del hospital le pueda parecer una película normalita (dos chicas en el cine comentaron que no es real por que no se curan los tumores...se quedaron con lo técnico y no con la parte humana de la historia). Espero que cuando la veas me digas que te ha parecido a ti.
Aqui os dejo parte de la banda sonora de mi vida...otro día os explico que yo nací para ser médico de pueblo, si soy influyente o no es lo de menos