Empieza una nueva semana pero ya me he dado cuenta de que las cosas siguen igual.
Esta mañana me he acordado de algunas persona de Twitter con las que comentamos situaciones y compartimos inquietudes. Hoy la muerte digna me hace recordar a @anadeph @mlalanda @RaulCalvoRico @MAXIGJ o @mjaldasoro aunque otros muchos pueden estar representados en ellos...perdón por no nombraros a todos.
Nos llenamos la boca de programas de crónicos, de longuitudinalidad y continuidad en la medicina de familia pero a la hora de la verdad nos cagamos en las bragas (perdón por la expresión pero es lo que creo que pasa). No se si es miedo, falta de formación o simplemente pocas ganas de dedicar unos minutos a revisar y hablar y esto es lo que más pena me da.
Esta semana pasada he vivido dos situaciones que debían haber sido parecidas pero que han acabado siendo opuestas. El viernes realicé el acompañamiento y manejo para una muerte digna, la paciente y la familia lo querían así, lo habíamos trabajado y se cumplieron sus deseos (como yo espero se cumplan los mios...) Murió en su cama, acompañada por su familia y tranquila por la medicación administrada. Yo lloré tras las dos visitas de la mañana pero yo no soy lo importante...
El otro caso se había trabajado con la familia, se había decidido no hacer más estudios (la edad y la sospecha diagnóstica así lo recomendaban) y se había preguntado a la paciente "jo no vull anar a cap banda, vull estar a casa" ("yo no quiero ir a ningún sitio, quiero estar en casa"). El día antes de ser derivada a urgencias se inició titulación de morfina oral para control de síntomas pero parece que eso no es importante, ni tampoco mis cursos clínicos (lo dejo todo escrito, ya me conocéis). El compañero que vino a visitarla fuera de mi horario laboral no supo, no pudo o no quiso valorar a la paciente, solo vio que tenia mal estar y sospecha de fibrilación auricular y la derivó a pesar de la familia. Es normal que estos se agarren a un clavo ardiendo en forma de medicación endovenosa para ver si se pone "mejor" pero eso no es lo que se debía hacer. El final de la vida se acompaña de descompensaciones y aparición de nuevas situaciones que debemos saber manejar.Una semana después, ha muerto en la fría cama del hospital...donde ella no quería estar y me ha dado pena, me ha dado mucha pena.
¿En qué momento perdemos la capacidad de ser personas sensibles? Yo estaba aquí pero nadie habló conmigo, nadie se planteó que su cama seguía esperándola y aquí viene la aportación constructiva de esta situación dolorosa.
Hace unos días se comentaba por Twitter (creo recordar que fue @juliomayol) la figura del generalista hospitalario, no entendí bien a que se referían pero mi idea es la de la inclusión del médico de familia del paciente en la toma de determinadas decisiones y la implicación en el cuidado del paciente.En este caso yo debía haber participado de la decisión de hacer o no hacer, de comentar dónde quería o podía estar la paciente ¿quien ha dicho que no puedo asumir esta etapa final de la vida?, ¿alguien del hospital se ha molestado en preguntar o compartir?...me duele la actitud de mi compañero y me duele la separación de ámbitos que persiste a pesar de los programas de crónicos que no sirven mas que para llenar titulares y hacer que unos cuantos se pongan las medallitas a costa de los demás y, lo más penoso, a costa del sufrimiento del paciente y de la familia.
En unas semanas estaremos un buen número de nosotros en Bilbao compartiendo el #siapBILBAO con el tema "Pacientes que lloran y otras consultas sagradas", los pacientes lloran y nuestro trabajo tiene que hacer que este llanto mejore pero los profesionales también lloramos y, a veces, es culpa nuestra o del puto sistema.
Me ha gustado compartir esto con vosotros, lo necesitaba.
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