viernes, 19 de junio de 2015

Remember when

Ayer fue un día (o mejor dicho, noche) de lo que yo denomino un "remenber when..." uso esta expresión cuando se trata de recordar y reencontrar.
Y ese reencuentro con mis compañeros de los años de residencia se produjo ayer aprovechando la cena de agradecimiento, que no de despedida, que le hacíamos a la que ha sido durante 31 años (si, habéis leído bien) la coordinadora de la unidad docente de medicina familiar y comunitaria donde yo me especialicé y que ahora tengo el honor y la responsabilidad de dirigir...me ha puesto el listón muy, muy alto.
Gente con la que no te has visto en varios años pero que perduran y perdurarán en tu memoria selectiva de las cosas buenas durante toda tu vida...o hasta que el deterioro cognitivo lo permita.
La verdad es que no estuvimos todos pero los que fuimos estamos estupendos, no parece que hayan pasado los años. Fue una cena de anécdotas buenas, risas incontenibles y lágrimas de diversión.
En esta nueva etapa de jefa de estudios o relacionándome con residentes de otras unidades y especialidades por las redes sociales no hago más que reafirmar que mi época de "resistente" fue de las mejores de mi vida.
¿Tuvimos malos momentos? por supuesto, pero los hemos eliminado por que lo bueno de la vida es lo que debe quedar, las miserias, como dice una buena amiga, mejor que las dejemos apartadas o las vivamos en soledad.
Me dolía la cara de sonreir, de reir, de hablar y de compartir y esa fascies de felicidad real y sentida la vi también en el resto de mis compañeros. Esto es como los camaradas de la mili...son para toda la vida y ahora entiendo las batallitas que te explican algunos pacientes de entrada edad. Les narré una de las mías.
Un día de guardia a las 5 de la mañana llega un paciente de unos 80 años. Al ir a valorarlo y con mi capacidad en mínimos le pregunto:
-¿Que le pasa caballero?
- "pues mire, cuando yo fui a la mili...."
Lo corté de forma radical y le dije
- Qué le pasa ¡ahora!
Entiendo que su mili le marcara tanto como me marcó a mi la etapa de residente pero de ahí a recordarlo a esas horas...en fin.
Esas salidas de guardia interminables y agotadoras (!nosotros no librábamos!), esas anécdotas de cuerpos extraños, de expresiones curiosas, de noches en la habitación de residentes sin nada que ver con el putiferio de Anatomía de Grey, de quedar y encontranos sin el uso de wasap ni móviles, de sesiones y de fiestas, de alguna boda...esa vida de residente.
Seguiremos en contacto, las nuevas tecnologías lo permiten y el arroz en el Delta está asegurado, tal vez sea dentro de unos años pero será como si  hubiesen pasado unos pocos días, de eso estoy segura.

PD: tengo que decir que los actuales residentes montaron un sarao digno de nuestros tiempos ja,ja, muchas gracias chicos.

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