jueves, 29 de mayo de 2014

Empoderamiento

Estoy un poco paradita con el blog, y no es que no tenga nada que decir si no que parece que no lo voy a decir de forma correcta y he decidido bajar el pistón (que una tiene una fama que no se merece y no hace falta hincharla aun más)
La cuestión es que yo sigo revisando mi Twitter y siguiendo conversaciones interesantes, aunque no siempre estoy en total acuerdo. Ahora mismo leía una respuesta de @bernardocf67 que dice literalmente  "@mrsrosaperez @mlalanda @juliomayol Qué difícil es eso cuando nosotros hemos tomado ya la nuestra..."  como no he pillado de que iba he intentado buscar el origen. Es una réplica a comentarios sobre uno de los temas de moda en este nuestra #blogosferasanitaria: el empoderamiento del paciente. Voy a comentar algunos de las cosas que yo pienso de este tema. 
Según dicen por aquí empoderar no es dar información a nuestros pacientes sino darles la capacidad de decidir y, según parece, de momento no lo hacemos bien...Información y decisión de los pacientes, información adecuada por parte de los profesionales (médicos y enfermeros), bonitos objetivos en la irrealidad de nuestras consultas y en el perfil de la mayoría de nuestros pacientes, o al menos de los mios. 
La asimetría de la información, es decir la falta de conocimientos por parte de uno de los implicados produce dificultad a la hora tomar una decisión. Hay una canción que dice "Manolete, si no sabes torear ¿pa qué te metes?", yo no digo que los pacientes no se puedan implicar en la toma de decisiones pero darles toda la información necesaria para ello precisa tiempo y de eso, queridos amigos, adolece nuestro sistema sanitario.
La situación ideal es valorar, explicar, solucionar dudas y compartir decisiones.
La situación real es valorar, explicar, solucionar dudas y decidir, Y decide el médico y lo hace por que es el que sabe, el que conoce y el que asume en su cabeza pros y contras de cada una de las decisiones que toma. Hace un diagnóstico diferencial, valora la prueba indicada para cada situación y según los medios a su alcance, conoce la esfera biopsicosocial del afectado y tiene experiencia en situaciones similares que pueden hacer decantar la balanza a un lado u otro. Y esto es así porque para eso estudia y se forma. Otra cosa es que el paciente no acepte la opción planteada pero no me voy a bajar los pantalones ante demandas infundadas.
Cuando yo tomo una decisión la expongo al paciente y su familia, hago una pequeña explicación, soluciono las dudas que me puedan plantear (y pregunto directamente si las tienen) y asumo mi papel.
Llámame rara pero no acepto que alguien que no tiene los conocimientos me proponga opciones que yo he desestimado por una razón u otra. Llámame chula pero la que sabe soy yo. Llámame ilusa pero creo que cada cosa que hago la hago lo mejor posible y siempre por el bien del paciente.
Lo del empoderamiento (joder con el palabro) me parece un planteamiento teórico bonito pero irreal. 
Si tu tienes 50 minutos para cada paciente, haces cursos de comunicación, puedes acceder a todo lo que precisas para tu trabajo y tu paciente tiene un perfil adecuado podréis compartir decisiones pero si no es así...sigue haciéndolo lo mejor posible, ya llegaran tiempos mejores.
No se si me he explicado pero espero se me entienda sin generar conflictos.

3 comentarios:

  1. Hola,
    Interesante post que me recuerda uno que escribí el 31 de octubre pasado http://cateterdoblejota.blogspot.com.es/2013/10/el-empoderamiento-del-paciente-frente.html

    Creo que "ni tanto ni tan calvo"... Es obvio que el que sabe es el médico y el que debe tomar las decisiones es él... Creo que en eso estamos todos de acuerdo. Pero también creo que el paciente debe ser correctamente informado, requiera 1 minuto o requiera 10. Creo que muchos pacientes (cada vez más) estamos perfectamente capacitados para entender lo que se nos explica (a la primera).
    Podríamos entrar en el debate que la culpa la tiene la saturación del sistema... no te voy a decir que no, porque lo sufro como paciente y como familiar directo de dos médicos, pero si todos ponemos voluntad nos irá mejor a todos.
    A veces teniendo toda la razón el médico, por su manera de "no contestar" al paciente... la pierde... y eso, por desgracia ocurre más de lo que debería pasar...

    Voy a contar una anécdota que me pasó hace un poco de tiempo... Acudí a la consulta de un neurocirujano (encima en su consulta privada) por un problemilla. El señor, de reconocido prestigio, solo me dirigió entre 15 y 20 palabras: "esto se tiene que operar"... yo le pregunté varias cosas y ni me miró... volvió a repetir: "cuando tenga claro que se opera... vuelva"... Alucinante... no respondió nada... ni el por qué, ni el cómo, ni el cuándo... NADA
    Días después estaba yo dando una conferencia... y al acabar, se me acerca el citado galeno... me felicita por la conferencia, me hace unas preguntas...que, por supuesto, le respondí! y al acabar le digo: "no se acuerda de mi?"... era obvio que no. Y al hacerle memoria, se puso a explicarme todo y me dijo "que si hubiera sabido quién era si me hubiera explicado todo"...
    Lo que acabo de contar puede que sea la excepción... pero... pongamos un poco de voluntad todos... El paciente quiere curarse y el médico que se cure... Estamos en el mismo barco.

    Gracias y perdona por el rollo

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  2. El tema de este post es uno que me viene produciendo cierto prurito recurrente, sobre todo desde que se pretende horizontalizar la relación médico-paciente, cosa que lleva varios años ya. La excesiva democratización del conocimiento, acelerada y potenciada por el acceso a la www induce a muchos teóricos a creer que ambos componentes de la mencionada relación tienen igual capacidad para tomar decisiones en eventos de variable severidad y consecuencia.
    No es necesario entrar en la arena de la obvia subjetividad, ni decir que por mucho protocolo, guidelines o metanalisis, la medicina todavía es ejercida por seres humanos sobre seres humanos, y que hay un punto, se llame como se quiera: Gestalt, ojo clínico, etc,que no está al alcance de ordenadores o algoritmos.
    Es cierto que la comunicación es necesaria, y el médico debe procurar hacerse entender en especial en aquellas situaciones en que la vida (el estilo de vida o el pronóstico de vida) se alterará de manera significativa.
    Es posible que el alto peso que tiene en España la medicina pública, la despersonalización de la atención, la consideración por parte de los gestores de que el trabajo médico es igualitario sin tomar en cuenta la mayor o menor calidad, preparación, edad, experiencia o destrezas que tenga cada profesional, influyan en la falta de empatía o, para decirlo en términos no profesionales, la falta de arte, la ausencia de "afecto" en el manejo de las relaciones con el paciente, cosa que sin embargo no constituye excusa para esa carencia.
    No obstante el asunto aquí es que, al contrario de lo que proponen los "teóricos" que mencioné, esa complementaridad o igualdad de condiciones entre médico y paciente es imposible porque existe claramente una asimetría, como ya la menciona Beatriz, brecha que es imposible cerrar aunque el paciente se pusiera a estudiar medicina. Es más, la brecha existe aunque el paciente sea médico o profesional sanitario y a veces es más amplia en esta particular situación.

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  3. Interesante la reflexión que planteas, Beatriz. Pero en mi caso, si no tengo tiempo lo saco, si no me entiende se lo vuelvo a explicar con otras palabras, y no paro hasta asegurarme que el paciente comprende perfectamente lo que le digo. Le pido que me lo explique él a mi, le corrijo, le vuelvo a explicar. Y también trabajo en la sanidad pública. Creo que el paciente tiene suficiente capacidad para entender lo que le explicamos y nosotros herramientas para hacernos comprender, y, por supuesto, que también que tiene suficiente criterio para decidir el camino que quiere seguir. Yo se lo trazo, se lo argumento, le doy alternativas... y juntos escogemos la mejor opción. ¿Empoderamiento? Si esto es empoderamiento antes de que se acuñara el término era ya mi forma de entender la relación con mis pacientes.

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